Escalas de interculturalidad
Adaptarse a una nueva cultura es un proceso, y es algo que todos hemos pasado, incluso si nunca nos hemos mudado a otro país.
Cada nuevo año escolar, por ejemplo, toda la comunidad escolar (profesorado, administración, alumnado, asociación de padres y madres, personal de apoyo y más) regresa a una cultura existente, que también se habrá visto alterada por el tiempo que han pasado separados, las experiencias personales, la incorporación de nuevos miembros y la salida de antiguos.
Escalas dicotómicas
La comunicación intercultural ofrece una herramienta llamada “escalas de interculturalidad”, para describir cómo las culturas difieren.
Son escalas dicotómicas y un punto de partida para analizar las diferencias culturales, pero no son, de ninguna manera, la lupa definitiva para comprender algo tan complejo como la cultura o una persona.
Identifican elementos generales que existen a nivel cultural individual, organizacional y nacional, pero también debemos ser conscientes de que habrá excepciones.

Somos más parecidos, amigos míos, que diferentes, lo dijo la poeta Maya Angelou.
Y sí somos. Básicamente nosotros humanos tenemos las mismas preocupaciones por la seguridad, la comida, la vivienda, el dinero, y experimentamos amor, odio, ira, miedo, alegría. Pero a un nivel más profundo, las personas tenemos una programación cultural significativamente diferente, que podemos observar a nivel cultural y también a nivel interpersonal, por ejemplo, las diferencias dentro de nuestras familias o entre generaciones.
Comunicación directa e indirecta
Comencemos con estilos de comunicación: directa e indirecta. Las columnas izquierda y derecha contienen características de diferentes maneras de relacionarse y comunicarse con las personas.
¿Cómo describiría tu posición? ¿Cómo afecta el contexto a tu forma de relacionarte y comunicarte? Es común que nuestro estilo de comunicación cambie para ser apropiado al contexto.

Igualdad y Jerarquía
Ahora pasamos a la escala de la Igualdad y Jerarquía.
Ambas perspectivas valoran la igualdad entre las personas; la diferencia radica en cómo cada individuo se integra en la sociedad. De forma más independiente, o como parte de un colectivo mayor con un rol específico.
¿Qué valoras más comportamientos y actitudes de independencia, flexibilidad, innovación o tendencias más colectivistas, de respeto a la autoridad y a la tradición?

Individualismo y Colectivismo
La cultura es como un rompecabezas.
Llegas a un nuevo lugar y pasas un tiempo sin comprender mucho de lo que ves y oyes. Pero llegará un momento en que empiezas a notar los patrones o a ver cómo encajan las piezas.
A continuación, analicemos el Individualismo y el Colectivismo. Quizás como puedes adivinar el individualismo prioriza la autonomía, la independencia y los objetivos personales. En cambio el colectivismo pone énfasis en la interdependencia, la armonía grupal y el bienestar colectivo por encima de los intereses individuales.

Tarea y Relación
La cuarta categoría es tarea y relación, y ya puedes predecir las características de esta escala.
Una cultura orientada a la tarea se centra en la realización del trabajo o el objetivo, mientras que una cultura que prioriza las relaciones antepone las personas y la concordancia al trabajo o la tarea.

Riesgo y Precaución
La última categoría, Riesgo y Precaución, muestra claramente cómo estas diferencias se complementen y saquen lo mejor de cada uno.
Quienes asumen riesgos pueden ser grandes inventores e innovadores, pero las que realizan ingeniería y planificación deben ir con cuidado y despacio para asegurar calidad y precisión.

Dos culturas, diferencias
Entonces, ¿cómo nos pueden ayudar, o qué nos dicen las escalas de interculturalidad?
Podemos tomar una actividad o interacción que nos incomoda o frustra y aplicar las escalas para comprender qué está sucediendo.
No va a cambiar la situación, pero quizás al comprender las razones culturales subyacentes, podamos relajarnos un poco y aprender a aceptarla.

Estas escalas no formaban parte de mi vocabulario cuando viví en Colombia, mi primera estancia larga en el extranjero y sola. Pero nuestros sentidos humanos internos están programados para reconocer estos patrones culturales y cooperamos o nos resistimos según nuestro nivel de comodidad, capacidad y posición.
Algo que me fascinó, siendo joven y recién salida al mundo, fue lo parecidas pero diferentes que eran las familias y mi vida en Colombia. Mucho parecido, como …
Casi todas las tardes después de la escuela, pasaba tiempo con mis amigas. A veces era para hacer la tarea, la mayoría de las veces solo para pasar el rato y hacer tonterías de adolescentes. Sin embargo, estar en casa podía acabar enganchada a alguna tarea, así que ¡cuidado!
Digamos que la tarea es recoger un objeto olvidado en la casa de un familiar que vive cercano. En Estados Unidos, lo más probable es que yo (o nosotras, si mis amigas aceptan acompañarme) iríamos, tocaríamos a la puerta, recogeríamos el artículo y nos iríamos a casa.
En Colombia, siempre hacíamos cosas juntas. «¿Me acompañas?», «¿Te acampaño?», fueron algunas de las primeras frases que aprendí. Así que, si mandaban a mi amiga a buscar algo, íbamos, tocábamos la puerta, probablemente nos invitaban a pasar a tomar un vaso de agua o jugo, nos invitaban a sentarnos, charlábamos un rato y, unos 15 o 20 minutos después, nos íbamos.
Ninguna es correcta ni mejor que la otra. Es simplemente un ejemplo de dos culturas y sus diferencias. Una más centrada en la tarea y en el individuo, y la otra en las relaciones y en lo colectivo.