ESCALA DE INTERCULTURALIDAD
La escala de interculturalidad es una modelo para describir cómo las culturas difieren y representa la tendencia de características de un pueblo o una cultura. Luego veremos detalles de las categorías de las características, pero en breve son: comunicación directa y indirecta, igualdad y jerarquía, individualismo y colectivismo, tarea y relación y riesgo y precaución.
Siempre es bueno empezar escalas en punto cero. Este punto representa el lugar donde estoy y luego lo ajusto según el paso de tiempo y la acumulación de experiencias.
Yo soy de un lugar que se llamaba la Isla de Tortuga antes de la colonización del territorio que ahora llamamos los Estados Unidos de América. La zona donde crecí es territorio de la confederación de la gente de la casa larga – Haudenosaunee. Se ubica en el nordeste de los EUA, la zona llamada Nueva Inglaterra. Soy descendiente de colonos europeos y la pequeña comunidad donde crecí era mayoritariamente blanca y de clase trabajadora. Te doy estos pistes para ubicarte para este viaje intercultural que vamos a arrancar.
Canadá
La mayoría de los estadounidenses no regresan de Canadá diciendo: «¡Dios mío, Canadá me flipó!». Los EUA y Canadá comparten una frontera de 8.891 km, y la historia de la fundación de un estado-nación es diferente, pero tiene más en común que, digamos, la fundación de la nación china.
Pero sí existen diferencias: Canadá tienen su propia historia y política exterior, pagan impuestos más altos pero cuentan con atención médica nacional, tienen mayor control de armas, es un país bilingüe, etcétera.

Recuerdo mi primer viaje a Canadá con mi familia. Era pequeño, pero ya sabía leer, y eso fue lo que más me impactó. Cruzamos la frontera en coche y leí «Bienvenido a Canadá», y luego: «¿Qué dice? ¿Porque no sé leerlo?». Me explicaron que decía «Bienvenue au Canada» y que estaba escrito en un idioma llamado francés, y muchas cosas más sobre el francés y Francia, etcetera.
No recuerdo haber escuchado hablar francés en ese viaje, no estábamos en zona francófona, pero la experiencia despertó en mí interés.
Vuelta a casa empecé a jugar a conocer “idiomas extranjeros”. Los idiomas fueron inventados únicamente con sonidos, palabras imaginarias y algunas palabras reales que podría haber aprendido de la televisión o la cultura pop.
Colombia, Ecuador, Chile

Cuando surgió la oportunidad en “high school” (la escuela secundaria) de participar en un programa de intercambio estudiantil, por supuesto fui yo la primera en levantar la mano. Así durante mi penúltimo año del instituto (tenía 16 años) fui a Villavicencio, Colombia. Viví con tres familias diferentes pero durante todo el año estudié en el Colegio La Salle, que según el Internet todavía existe y las instalaciones parecen las mismas. La terraza de la primera planta es más amplia de lo recuerdo, pero es el mismo edificio.

Fuimos el alumnado con más años, así nos tocaba subir hasta la última planta por las escaleras, es lo que más recuerdo.
Con ganas de viajar, conocer y vivir más, durante la universidad busqué más oportunidades para estudiar en el extranjero y pasé un semestre en Ecuador durante mi segundo año y seis meses en Chile en mi último año.

Para entonces ya había empezado a desarrollar mi vocabulario de interculturalidad, todavía quedaba mucho por aprender, pero ya estaba tomando conciencia de los conceptos básicos: choque cultural, individualismo y colectivismo, tarea y relación, y estilos de comunicación.
También fue súper interesante descubrir las diferencias sutiles en el uso del castellano y otros códigos culturales únicos a estos países. Y yo, los míos. Recuerdo con cariño y orgullo que en Ecuador y Chile me identificaban como alguien que hablaba como una colombiana pero que yo ciertamente no lo parecía.
Japon y más
Al terminar la universidad, quise conocer otra parte del mundo y encontré trabajo en Japón. Allí, no solo conocí la cultura japonesa, también a gente de Australia, Nueva Zelanda y algunos países europeos. Aproveché de las vacaciones para visitar a otros países asiáticos.
Si el lado izquierdo de la escala es la franqueza, el individualismo y mi contexto cultural, el otro extremo es donde sitúo a Japón y otros países asiáticos. También conocí gente de Holanda, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Irlanda. Los países europeos, con toda su diversidad, merecen su propia escala, pero ahora simplemente quiero comentar que, para mi sorpresa, en muchos casos encontré a los holandeses y alemanes mucho más directos que mi cultura de origen.

Con el tiempo, me mudaría a México, Gran Bretaña y ahora España. Probablemente puedas imaginar dónde se ubicarían esos países en mi escala. México con el grupo de países latinoamericanos, territorio también conocido como Abya Yala*; Gran Bretaña e Irlanda cerca de Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (¡los lazos coloniales son fuertes!); y España en algún lugar del grupo europeo. Un grupo que podría dividirse en dos o más, debido a las diversas diferencias culturales de la región.
Estos ejemplos son muy simples porque quiero expresar cómo pueden cambiar las escalas, cómo nuestras experiencias vitales pueden reorganizar las piezas. Habrá algunas tendencias que algunas compartamos, pero las escalas de cada persona serán diferentes.
África
África es un continente grande y diverso: desde el norte de África, el Magreb, que comparte culturalmente mucho con las culturas de Oriente Medio, hasta el África subsahariana y del oeste al este, hasta el Cabo de Buena Esperanza. Es una región con cultura e historia compartidas, pero también cada país con su propio contexto único y merece su propia escala también. Pero otro día, hoy son solo pinceladas de la idea de la escala de interculturalidad.

Mientras viví en Gran Bretaña, viajé a Marruecos, Túnez, Kenia y Sudán del Sur por trabajo o placer, y estos lugares, culturales completamente nuevas para mí, me resultaron increíblemente desconocidos a pesar de mis años viajando. Claro, normal. Todavía puedo sentirme perdida y confundida, pero al menos sé por qué (choque cultural) y puedo usar herramientas de interculturalidad para superar estos momentos difíciles.
No sé si alguna vez nos volvemos inmunes al choque cultural, pero creo que mejoramos en el uso de estas herramientas y reflexiones para ayudarnos a adaptarnos.
Piénsalo: cuando visitas tu ciudad natal después de un tiempo, hay pequeños recordatorios de que el lugar y el ritmo de vida son diferentes a los de tu día a día. Puede que te sientas bien, hasta comodidad, o todo lo contrario, lo que podría ser un choque cultural inverso, que será tema para otro día.
Gracias por leer hasta aquí, y pronto las Escalas de interculturalidad 2.
* Abya Yala es el nombre preferido de muchas organizaciones, comunidades e instituciones indígenas de todo el continente. El uso de este nombre es asumido como una posición histórica y política por quienes lo usan, explicando que el nombre «América» o la expresión «Nuevo Mundo» serían propias de los colonizadores europeos y no de los pueblos originarios del continente americano.
Si quieres leer más sobre mi viaje intercultural, pásate a Una nómada enraizada.