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Malabares 1 ¡Yes, I can!

He llegado a un punto de aprendizaje con malabares que me siento la seguridad de decir, ¿Malabares? Sí, sé hacerlos.

Solo es un poco, pero mucho más que hace cuatro meses.

¡Qué sangre, sudor y risas he vivido para aprender!

Fue muy frustrante al principio. Las bolas simplemente salieron volando en todas direcciones, ni siquiera cayeron a mis pies como lo hacían en los vídeos.

Pero me encantó que mi maestra (de YouTube Taylor Tries) dijera de inmediato que la mayoría de la gente piensa que hacer malabares es esto (y ella lanza y atrapa las bolas cinco veces).

Pero para la mayoría de las personas, hacer malabarismos es mucho de esto: y ella se agacha y recoge las bolas del suelo.

¡Eso, así es! Yoga-malabares, lo llamamos mi payasa y yo.

La payasa es la que más me ha ayudado. Recordándome que es solo un juego, y uno físico que no es mi don. Soy más de libros, lápices y papel. ¿Obvio, no?

Y el punto gordo: Aprender hacer malabares requiere horas de práctica y cada persona tendrá su camino de aprendizaje. Mi payasa tiene más resistencia y motivación que yo. Es gracias a este impulso, o nunca habría aprendido.

Así, en varias sesiones de 10 minutos, día tras día y con música, hacemos malabares y bailamos cuando haya fracaso e igual como cuando vaya bien.

Intento disfrutar del fracaso y sentirme segura en la rutina. También hago un poco de meditación, o conexión cósmica. No sé como llamarlo.

Mientras me caliento, visualizo a las generaciones de malabaristas anteriores y posteriores de mí, y la fascinación universal con este arte antiguo. Agradezco su acompañamiento, dedicación, y espíritu de docencia.

Me he enganchado porque es puro placer.

Sé que nunca voy a llegar a ser una gran malabarista, pero disfruto totalmente la práctica. Es la sensación y la pasión de compartir la fuerza de una tradición que es antigua y a la vez moderna. Y formar parte de algo más grande que mí.

No lo encuentro fácil aprender a hacer malabares, y exactamente por eso, es súper genial: superar debilidades. Veo y vivo los avances en mi desempeño cada día. Y a veces no, es verdad. Pero sigo mejorando, ¡sí o sí!

Cuando lo hago bien, cuando lanzo con precisión y gracia y estoy relajada, es una sensación muy agradable. Es como se une el flujo de mi interior con el ritmo de las bolas.

¡Y eso!

Os dejo con un video donde hago malabares y verás si lo que digo es verdad, o no.

Gracias por leer. Hasta ahora.

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