Sol y sombra
En septiembre hice un tercer taller de conexión entre el clown y la naturaleza en Cabanyal Horta.
Fue otro día de tiempo agradable en Valencia. Pasábamos un veranillo de San Miguel hasta octubre y algo que marcó el ritmo del taller fue la búsqueda de la sombra. Hacía un calor notable y por el tránsito de la tierra por el sol, ahora hay menos sombra al medio día en la zona de plantas aromáticas (nuestra aula) que durante verano.
(Voy a contemplar el tiempo y la situación de sol y sombra antes del próximo taller.)
Vinieron diez personas a la clase, pero después de 30 minutos tres se retiraron por cansancio del calor. Te lo juro, ¡hizo mucho calor aquel día! Al final fuimos siete, 4 adultas, dos niñas y un niño.
Bien y bien
Creo que todas lo pasamos bien y estoy satisfecha de haberlo hecho, pero la verdad es que aquel día yo no estaba muy conectada conmigo misma. Había sido una semana de mucha actividad y no me había preparado con la misma atención que otras veces.
Y está bien. Se trató del tercer taller y puedo decir que me sentí cómoda con el flujo de las actividades, el contenido y como facilité la clase en el espacio público al aire libre. No fue todo fácil, pero tampoco nada agobiante. Un reto bienvenido.
En algún sentido todo es lo mismo que facilitar una clase entre paredes. Hay que desarrollar un ambiente de seguridad y al vez invitar a la vulnerabilidad y el cariño entre todas. Presentar y explicar dinámicas y luego gestionar todo el proceso desde hacer el juego, reflexionarlo, ponerlo en común y pensar cómo lo que acabamos de hacer se relaciona a la vida cotidiana.
Sin paredes todo puede pasar. Perros vienen para cagar y mear, hace mucho calor y la gente se desmaya, y siempre hay un público. Agradezco mucho a las personas que han confiado en mí y las clases y creo nos han ido bien.
Pero siempre hay puntos para mejorar, y si no, ¿dónde está la diversión, el aprendizaje?
Un ambiente acogedor y mágico
Hay algunas partes clave que podría mejorar, que aún no las he interiorizado. Se trata de cosas sencillas, que con tiempo y práctica, contribuyen a desarrollar un tono y un ambiente acogedor y mágico. Lo intento hacer ahora, pero no con facilidad y fluidez.
Quiero trabajar la bienvenida de la diversidad y la meditación guiada que hago para activar nuestra energía payasa. Las dos dinámicas son herramientas que conozco de mi trabajo anterior que me sirven también en el mundo clown pero necesito pulir y contextualizarlas para cuajen con el tema clown y el mundo natural.
En la primera y la segunda clase escribí y memoricé un guion para estas dos actividades y practiqué la presentación para sonar natural. La tercera vez improvisé y descubrí que aún no he interiorizado el mensaje que quiero comunicar. Necesito practicar más.
¡Yupi! Hay que preparar y practicar más. Fallar un poco o mucho, no pasa nada. Así aprendemos.
Reportaje personal
¿Qué pasa, ey? Me sentí desconectada, elegí hacer otras cosas y no preparar de la misma manera que antes para la tercera clase. ¿Pasa algo?
Sí y no. No pasa nada porque la vida siempre está en movimiento aunque durante los últimos meses de la pandemia no me lo parecía. No me quejo. En general me lo he pasado muy bien. He tenido bastante tiempo para mi payasa y para mis proyectos sin la presión de un trabajo formal o fijo. Me he dedicado horas a la meditación, a hacer arte, a cocinar, a vivir bien y tener gratitud por lo bueno que tengo.
Una cosa que no tengo que no debe preocuparme pero si me preocupa un poco es que no tengo trabajo pagado. No he cobrado desde antes de la pandemia y ya es tiempo también para reconocer que es improbable que voy a volver a Cataluña a hacer clases en los centros de Ulex y Ecodharma.
Es hora de buscar trabajo aquí en Valencia. En septiembre empecé con todos los procesos de buscar empleo, me registré con Labora y me he inscrito en varios cursos para fortalecer mi perfil profesional.
Un curso se llama incubadora social y la idea es dar formación en emprendimiento a gente sin empleo y apoyarnos en desarrollar un pequeño negocio que nos dará un ingreso. Trabajamos nuestros proyectos en pequeños grupos, y estoy con otra colega que también es artista y busca desarrollarse en la docencia. Tenemos seis horas de sesiones cada semana y más horas de deberes.
Ahora el trabajo es desarrollar un catalogo de productos y servicios que podemos ofrecer al público, mi colega, la artista (N) y mi payasa, Palomitas de Maíz . Tenemos cursillos, charlas, performance, coaching, y arte ambiental.
¡¿Qué emoción, no?¡
También me he inscrito a un curso de formación para obtener un certificado de profesionalidad en docencia, que serán 380 horas en total (de noviembre a mayo, 16 horas por semana).
¿Será o no será docencia ‘light’? Veremos, seguramente te cuento por estas paginas.
Ajuste de rutina
Me estoy adaptando a una nueva rutina y cumpliendo sueños …. parece.
Desde que llegué a Valencia, me dije que quería encontrar un trabajo en mi ciudad e idealmente en mi barrio. También dije que ya no quería viajar como viajaba antes. En mi vida pre-pandemia y durante los años en Londres, solía viajar por lo menos una vez al mes por trabajo u ocio. Con la pandemia pasé 14 meses sin viajar, y no di ninguna clase.
Ahora todo ha cambiado y voy corriendo intentando alcanzar el ritmo de mi nueva rutina. Estoy un poco desfasada. Pero este mes mejoraré. Verás. Gracias por leer. Dime cómo te va en los comentarios a continuación.