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Clown y natura – clown 8

Música, sombra torcida y taller clown

Cuando llegué a Cabanyal Horta el sábado sobre las 11, había un DJ tocando música. “Qué bien,” pensé. “Voy a poner atención a la música durante la sesión e integrarla como pueda.”

Estaba allí para hacer otro taller de clown y natura. Y otra vez monté el aula clown entre las plantas aromáticas, en la sombra torcida de unos pocos pero generosos árboles.

Colgué unas banderitas coloridas y en otra cuerda puse un cartel con las tres pautas clown de aquel día: la mirada (que es una pauta para siempre), el decir que sí (de la sesión previa) y la de hoy: las emociones son el motor de la payasa.

Construí el portal payaso con las piedras y las narices rojas de papel. Coloqué el cartel para el taller en un árbol al lado del portal payaso. Los rituales de espacios de aprendizaje son casi invisibles pero importantes.

Todo listo. Esperaba a la gente y poco a poco fueron llegando.

“Precious” por Bill Vale más narices rojas por Palomitas de Maíz

Lo mismo pero diferente

El esquema de actividades en mayo y junio fueron más o menos las mismas pero con temas y juegos diferentes.

El esquema

Una primera parte: la llegada, la bienvenida y nuestras presentaciones. Romper el hielo y empezar a unir al grupo.

Luego juegos en pareja, grupos de tres, o colectivamente. Los juegos nos divierten y exploran las pautas clown, tocan otros temas y nos unen aún más. O esa es mi intención.

La tercera parte es una meditación para activar las células payasas y salir a la zona verde alrededor en pareja en misión payasa. En la sesión de junio la misión era salir a buscar su reflejo en la naturaleza, o en otras palabras, dar un paseo por los recuerdos y otros tiempos de la vida y verlo en la naturaleza.

A su paso y a su manera las parejas salen por el portal payaso. Tienen diez minutos de excursión y al regreso, las parejas nos explican y muestran con sus gestos y sonidos lo que vivieron en sus viajes. Todas lo disfrutamos a carcajadas.

Para terminar, dedico 30 minutos para juegos y otras tonterías con el objetivo de simplemente reír, disfrutarnos, y trabajar la creatividad y colectivismo. Pero todavía no lo hemos hecho esta parte esencial me parece, pero es lo que es. En mayo hacía calor y no había ganas. Este mes las actuaciones de la excursión terminaron un poco antes de las 2 y cerramos con un cuento. Leímos juntos (incluso las pequeñas personas de 6 y 7 años) el cuento “Las mariposas y la rebeldía”.

Siempre hay un círculo de cierre, eso sí.

Leímos juntos el cuento “Las mariposas y la rebeldía”.

Todo cambia

No sé qué pasó pero cuando comenzamos el taller, el Dj había dejado de tocar pero la idea de “música integrada en la sesión” se me había pegado.

Entonces hicimos una ronda cantando nuestros nombres según el estado de ánimo en que nos encontrábamos. Luego jugamos con lo nuestro y el canto de una a otra persona y combinamos nuestros ritmos personales para hacer una orquesta colectiva de nombres y sentimientos.

Me gusta la música mucho pero no es mi don. No estoy segura de usar la música en mis cursos, y me refiero a reproducirla desde un dispositivo o hacer música junto con el grupo si sea cantando o golpeando ritmos en el cuerpo.

Me gusta la música pero no es mi don

Pero por mi clown, cada día tengo más seguridad y me atrevo aún más con sinceridad y sentimiento. Lo que me hace falta en talento, mi pasión, concentración y disciplina compensan. Y por estas razones voy a intentar incluir algo de música en todo mi trabajo clown por un tiempo y ver como me desarrollo.

Me agradó y me sorprendió (y a la vez no me sorprendió) cuando en un momento transitorio canté unas estrofas de, “Cielito lindo”, una canción clásica de la revolución mexicana y debería saberla, pero no la sé. Las otras compañeras de la sesión sí la conocían.

Confiar en el colectivo y ver qué pasa es una cosa fascinante para mi clown y también para mí, la persona de toda la vida que soy. A veces hay momentos tan bellos que siento que me crezco espiritualmente.

Las personas pequeñas, otro reto

“El templo Kyomo en otoño” por Kazuyuki Ohtsu y “Mi mejor otro yo”, clown en blanco y negro por Palomitas de Maíz

Trabajar con la gente joven y pequeña (con menos de 12 años por ejemplo) es otro territorio desconocido para mí. Me alegra que en los talleres de mayo y junio han venido niñas y niñas. Diseñé el curso para que fuera multigeneracional, o esa es mi intención.

La diversidad de todo tipo es clave para el bienestar del planeta, incluso diversidad generacional en nuestro día a día. Pero muchas personas viven lejos de sus familias y hasta lejos de sus lugares de origen. Pasar tiempo con gente de una diversidad de edades nos conecta con el presente, las futuras generaciones y los ancestros.

Además en los talleres de clown podemos pasar unos momentos en la compañía de nuestra familia cósmica y payasa. O esa es mi intención.

“El templo Kyomo en otoño” por Kazuyuki Ohtsupor Kazuyuki Ohtsu y “La familia cósmica y payasa” por Palomitas de Maíz

Descanso verano

Mi clown y yo tenemos mucha faena, y aunque es mayoritariamente faena divertida, y la miramos con una mirada fija de cariño y “claro, que sí” … también es verano y hay algo de verano que me pone en modo vacaciones.

Simplemente voy a seguir con unos proyectos y otros “descansarán” durante el verano. La creatividad también tiene vida y sus ciclos. Los talleres de los sábados de clown y natura en Horta Cabanyal estarán de vacaciones.

Gracias por leer y hasta pronto.

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