Ser payasa me da vida
Hace dos años cuando hice mi primer curso de clown en la Escuela de los hijos y las hijas de Augusto, me flipé. La experiencia me abrió el corazón de una manera que siete años de meditación no había logrado. O podría ser que las dos practicas – meditación y clown – se combinaron y por eso me impactó tanto.