El viaje intercultural de una nómada enraizada
Isla de la Tortuga
Soy de un lugar que antes se llamaba “Isla de la Tortuga” y que ahora es más reconocido como los Estados Unidos de América. La zona donde crecí es territorio de la confederación de la gente de la casa larga – Haudenosaunee.
Soy descendiente de colonos europeos y crecí en tierras ocupadas. Agradezco los frutos y el sabiduría atemporal de la tierra bajo mis pies cuando era niña. Trabajo y apoyo a movimientos y comunidades que buscan justicia por los agravios históricos y actuales.
Crecí en uno de estos pueblos pequeños que existen por muchas partes del mundo, donde la mayoría de la población es homogénea y todo el mundo se conoce. La vida no parece cambiar mucho de generación en generación.
Jugaba a conocer “idiomas extranjeros”
A pesar de eso, siempre tuve interés en el mundo más allá.
Mis libros favoritos eran la serie “Madeline”, sobre una niña que vivía en un internado en París y “Heidi”, la niña que vivía en los Alpes suizos con su abuelo.
Tambien recuerdo que jugaba a conocer “idiomas extranjeros”, generalmente francés y alemán, obviamente para poder comunicarme mejor con mis “amigas” Madeline y Heidi.
Los idiomas fueron inventados únicamente con sonidos, palabras imaginarias y algunas palabras reales de francés y alemán que podría haber aprendido de la televisión o la cultura pop. Hablaba, leía, escribía, hasta hacía representaciones de teatro, todo en francés y alemán.
Qué envidia tengo yo por aquella jovencita. Esta niña de ayer que aprendió los otros idiomas del aire, así como ¡Abracadabra!
Colombia
Cuando tenía 16 años participé en un programa de intercambio estudiantil del Club Rotario Internacional, y durante un año viví en Villavicencio, Colombia.
Ese año me cambió la perspectiva de la vida para siempre. Esta “cosa” llamada cultura, familia, escuela y vida era fascinante! Somos parecidos y al mismo tiempo diferentes.
Aprendí a hablar español y, aunque no era francés ni alemán, ¡fue emocionante! Siempre me han gustado los idiomas y el español me ha resultado muy útil, como cualquier otro idioma.
También alimentó un deseo que ya tenía de viajar y conocer el mundo.
Ecuador y Chile, investigación del campo
Muy pronto puse este impulso en acción y durante el segundo y el tercer año de la universidad fui a hacer estudios de campo en Ecuador y Chile.
Para titularse en Estudios Latinoamericanos era un requisito hacer una investigación del campo. El año que me fui, el destino fue Cuenca, Ecuador e hice un estudio sobre las imágenes de género en la música folklórica y popular.
En Chile llevé a cabo un proyecto de investigación cuyo pregunta principal era – Si bajo la dictadura de Pinochet la política era prohibida, de dónde surgió en los últimos meses esta ola de participación política, especialmente entre la gente joven quienes habían crecido en este ambiente apolítico.
Estos viajes me enseñaron que no importan los resultados de la investigación, ni si encuentras o no lo que buscas. Lo importante es ir investigando dándose cuenta de las cosas curiosas e inesperadas del estudio. Luego puedes ajustar el diseño del proyecto si es necesario, o podría ser que encontrarás otro proyecto complemente distinto al que ahora te está ocupando.
Viajar e investigar te llevarán muchas sorpresas, que es lo que me gustan.
Japón
Ijuin, Kagoshima
En diciembre de 1989 acabé la licenciatura. Tenía el plan de trabajar un par de años y entonces matricularme en un programa de estudios posgrado.
Solicité una plaza al programa JET – Japan Exchange Teaching Program” (el programa de intercambio educativo de Japón). Me asignaron a una zona rural en la isla más sureña, Kyushu, y a la prefectura más sureña, Kagoshima.
Fue un choque cultural total. Lo esperaba, pero vivirlo es otra cosa. No solo por la cultura japonesa, sino también el cambio de un ambiente urbano al rural, y de una vida pintada por la energía y la movida juvenil a una comunidad basada en la agricultura y multi-generacional compuesta mayormente por personas de la tercera edad.
No me gustaba y contaba los días hasta el final de mi contrato.
Pero un día, en el décimo mes, tal vez, empecé a hablar y entender más el idioma. Conocí también a unas personas jóvenes. Disfruté más el día en día más. Así, me quedé un segundo año.
Atlanta, EUA
Después de dos años en Japón, decidí que me gustaba la pedagogía y más formación me haría bien. Con ella podría servir mejor a mis estudiantes, aumentar mis opciones profesionales, ¡Y seguir viajando!
Me matriculé en un programa de Máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Ingles como Lengua Extranjera en la Universidad Estatal de Georgia, en Atlanta.
Tardé un año y medio en hacer la Maestría. Era un programa de dos años, pero adelanté mis estudios por hacer una clase extra todos los semestres. Es decir en vez de hacer tres, lo normal, hice cuatro, y no tomé vacaciones durante el verano. También trabajé como asistenta de investigación y profesora. Tenía un horario apretado, pero todo estaba arreglado y así vivía y estudiaba. No había tiempo para nada más.
Japón, la segunda vez
Yokohama 1994 abril -1995 marzo
Después de hacer la maestría decidí regresar a Japón. Me atraía aprender más sobre ese rompecabezas que era entender la cultura japonesa y quería una experiencia urbana.
Encontré una plaza para enseñar inglés en una academia para jóvenes que se formaban para ejercer la hostelería y el turismo, en Yokohama, una ciudad cerca de la metrópoli, Tokio, y allí me fui.
¡Uf, madre mía! ¿Qué me encontré?
Mucha gente, mucho tiempo para ir de un sitio a otro, muchos gastos: vivienda, transporte, agua, luz, teléfono, basura, etc. Gané suficiente para cubrir estos gastos, pero después de sentir la presión y la congestión humana día, tras día, y de pagar todo, al final yo no tenía vida.
Kitakyushu
Busqué otro trabajo. Pronto lo encontré como profesora de inglés en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad de Kitakyushu.
Tenía alrededor de 400 alumnos y nueve clases por semana, repartidas en los días: lunes, martes y miércoles. Los jueves y viernes los tenía para la preparación, corrección de tareas y atender las horas de despacho.
El período central del año tenía sus propios altibajos de exámenes y vacaciones, pero había algo seguro en el ritmo del calendario escolar y esto me permitía organizar bien mi tiempo. Además de mis clases universitarias, pudiera hacer cursos semanales en el centro municipal de mujeres, cursos especiales para ONGs y gestionar uno o dos proyectos de investigación al año.
Veranos en la República Checa
Durante tres veranos (1997, 1998 y 1999) participé en una escuela de idiomas del verano en la Universidad de Bohemia Occidental, en la ciudad de Pilsen, la República Checa.
Tuvimos vacaciones universitarias del comienzo de julio hasta los mediados de septiembre y siempre aproveché del verano para hacer una viaje que fuera también una experiencia intercultural, donde vivía mucho más que solo contemplando museos y paisajes.
La primera vez fui como estudiante de alemán y los otros dos años me contrataron para dar clases de inglés. En el segundo y tercer año invité al alumnado de la universidad a participar y vinieron unas cuantas, sí todas chicas.
México
En la primavera de 2000 fui a trabajar en México en el equipo de campo de una organización no gubernamental estadounidense, Acción Permanente por la Paz (APP) o como está conocido en inglés, Witness for Peace.
Acción Permanente por la Paz tenía un compromiso a la no violencia y la voluntad de hablar con todos los actores de un conflicto o situación. Se dedicaba a construir puentes de solidaridad entre la sociedad civil estadounidense y la de los países donde tenía presencia, que en 2000 eran – Nicaragua, Guatemala, México, Cuba y Colombia.
Los equipos del campo trabajaban en tres tareas – (uno) conocer la situación actual, y a los y a las líderes de las comunidades para entonces facilitar el intercambio con la sociedad civil estadounidense cuando vinieran de visita, (dos) acompañar a comunidades en la zona de conflicto y (tres) difundir información sobre la actualidad por giras de palabra y escribir reportajes de la situación actual para la gente de base de APP y organizaciones aliadas.
Durante un año también trabajaba por el Centro de Solidaridad AFL-CIO, elaborando un informe sobre los femicidios en Ciudad Juárez.
El último año que estaba en México, trabajé para el Centro de Investigación y Docencia Económicas, en el departamento de inglés.
Londres, el Reino Unido
Viví en Londres 10 años. Un poco después de llegar encontré un trabajo con la Sociedad Religiosa de los Amigos, en su sede, “Friends Houes” en Euston, Londres.
Coordinaba un programa de educación para la acción social, Turning the Tide, hacía talleres y cursos de la noviolencia y la desobediencia civil, acompañaba a gente en sus procesos de aprendizaje, además de planificación de campañas y el desarrollo de alternativa. La mayoría de mi trabajo era en Londres y el Reino Unido. De vez en cuando me tocaba ir a otros lugares más allá.
Kenia
En 2010 me enviaron a Kakamega, Kenia para empezar un nuevo proyecto. Otro “Turning the Tide” edición “Kenia”. El proyecto ha multiplicado varias veces desde entonces y se ha nutrido muchos otros proyectos. Fue un honor estar en el comienzo de este proyecto y trabajar con la gente del grupo piloto.
Sudán del Sur
Durante 2013, 2014 y 2015 fui invitada por SweFOR (El Movimiento Sueco por la Reconciliación SweFOR) y ONAD (Organization for Noviolence and Development) a Juba, Sudán del Sur para dar talleres para talleristas sobre la organización de campañas noviolentas.
EUA, Bélgica, Corea y otras oportunidades
También organizamos cursos y eventos con colegas de los Estados Unidos (o la Isla de la Tortuga), Bélgica y Corea.
Contaba también con un presupuesto para mi desarrollo profesional. Me formé en Teatro Foro, Teatro de Improvisación, Trabajo de Procesos, Entrenamiento nivel 0 para el Ejército Insurgente, Rebelde y Clandestino de Payasos, Comunicación No Violenta, y muchos temas más.
Por ejemplo, hice dos cursos en las Pirineos, en Cataluña, en un lugar que se llama Ecodharma. El temario fue cómo trabajar en colectivo para tomar acción social y no quemarse.
Valencia, España
En 2016 nos mudamos a Valencia, España. Antes de la pandemia, yo colaboraba con Ecodharma como facilitadora y acompañante. Con la pandemia, todo cambió.
En 2019 descubrí a mi payasa y avancemos rápidamente hasta hoy y te presento esta propuesta que es Planeta Palomitas.
Gracias por leer.
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