Categorías
formación clown

Mi futuro está en la calle – clown 6

Otro cursillo de clown

Hace unas semanas hice otro curso de clown que se llama “Clown como valor terapéutico – De fracaso en fracaso ganando en entusiasmo” en la Escuela de Clown l@s Hij@s de Augusto.

Como en los tiempos pasados el profesorado estaba bien preparado para las sesiones. Las llevaban súper bien y nos divertíamos y aprendíamos mucho.

Era notable también porque fue el primer taller presencial que he hecho desde que empezó la pandemia (y para ellos también). Estaba bien, pero diferente. Teníamos que mantener la mascarilla puesta y recordar de respectar las distancias físicas, que para payasos no era fácil, pero lo lográbamos en la mayoría del tiempo.

El gel para desinfectar las manos era una herramienta esencial aunque no nos tocamos. Los profesores tomaron nota para evitar el uso excesivo y extremo en el próximo curso. Payasos, qué más hay que decir…

El gel para desinfectar las manos era una herramienta esencial

¿Qué aprendiste?

“Entonces, ¿qué aprendiste?” me preguntó mi amiga mientras nos sentábamos a tomar un café, unos días después del curso.

“La verdad, no sé si aprendí nada”, dije. “Pero lo pasé muy bien, ya sabes cómo son esos fines de semana”.

Hace un año ella y yo nos conocimos en un curso de payasos donde descubrimos que también somos vecinas.

“Pero confío en haber aprendido algo. Fueron dos días de entrenamiento intenso y juego con otra gente payasa, que más que nada es lo que necesito ahora.”

Luego pensé que también es importante destacar que mi payasa no necesita aprender nada. Ya lo sabe todo.

Soy yo la que necesito estos cursos para deshacerme del inhumano – es decir liberar y mostrar las emociones humanas que nos unen y nos empoderan – y así tomaré unos pasos hacia asumir mi ser completo, que es ser la persona de toda la vida que soy, más reconocer y vivir mi parte payasa.

Aprendizaje a lo largo de la vida

Creo en el aprendizaje a lo largo de la vida – formal e informal – y de la educación autodidacta. Como educadora y como estudiante, sé la importancia de una buena formación y conocer a profesores, asesores y amigos que me pueden apoyar durante mis estudios.

Y en toda mi experiencia, la integración del aprendizaje de un curso pasa durante los días largos de la vida cotidiana. Pero no en el aula. Ocurre en nuestras interacciones diarias, día tras día.

Compromiso con el público, conmigo misma

Así en los meses futuros voy a seguir con cursillos, seminarios, lectura y videos sobre la tradición de ser payaso. Pero también voy a dar más importancia a la calle y jugar con el público. Después de hacer el cursillo “Clown como valor terapéutico” me comprometí a salir como clown una vez a la semana, que hasta el momento no ha sido difícil lograr la meta. Al contrario, ahora tengo ganas pero de todas formas mantendré un objetivo que sea alcanzable.

Soy metódica cuando aprendo algo nuevo. La última vez que abracé un tema con la misma energía de totalidad era hace diez años cuando comencé a aprender sobre la atención plena y las prácticas de meditación.

Esto va así.

Escribo un diario donde tomo notas sobre las clases, lecturas, videos y seminarios de payaso (o lo que sea) que yo hago. Me pongo objetivos de aprendizaje para los cursos y durante periodos, como ahora con el reto de salir a la calle, me propongo actividades practicas para seguir mi desarrollo.

También resumo en mi diario sobre mis las excursiones payasas a la calle o al parque. Incluyo información sobre fecha, hora, y tiempo; qué hice, cómo me vestí, cómo me sentí; cómo me respondió el público.

No soy tan regular como podría ser al revisar lo que he escrito, pero me gusta que el diario sirva como un registro de lo que he hecho y un lugar donde puedo recordarme cuáles son mis objetivos y observar cómo esos objetivos cambian con el tiempo.

Una cosa que no ha cambiado

Una cosa que no ha cambiado desde que empecé este camino con mi payasa es mi amor y cariño por la nariz roja. Es sencilla, es linda, es todo. La adoro con todo mi corazón y representa para mi el alma de mi payasa. Es la energía que me guía, es la parte que me complementa. Cuando ella está presente, puedo ser perfecta como ella, si me lo propongo.

Y todo luce mejor con la nariz roja, hasta que la tendencia de portar nariz roja aparece con más y más frecuencia en los dibujos que hago.

No lo puedo explicar. El ver la nariz roja me llena con amabilidad, ternura, y me hace sonreír. Lo he dicho antes, y lo repetiré, es la sensación de enamorarse. Y es un proceso profundo de aceptación de uno mismo. Es preciosa. Es fácil y no es fácil según momentos.

Aceptación de uno mismo

Y así volvemos al tema del comienzo del artículo – ¿de qué se trataba el cursillo y qué aprendí?

Algo fácil y a la vez no tan fácil – la aceptación de uno mismo y como este acto afirmativo facilita un flujo de energía entre la persona de toda la vida y su payasa.

Por ejemplo, hicimos ejercicios para explorar todas la emociones, las agradables y las desagradables y nuestras contradicciones o las dualidades de carácter o comportamiento. Todo es esencial y nos sirve para enseñar que nos importa de la vida y quienes somos. Es trabajo para fortalecer la relación con nuestro payaso pero también para la humanidad. Cualquier esfuerzo que hagamos hacia la aceptación de todas nuestras partes – las bonitas, las feas, las incomodas, las vergonzosas – contribuimos con ello a la sanación colectiva. El racismo, el machismo, la homofobia y etcétera son todas formas de odio a uno mismo y entonces proyectados a otras personas.

¿Ves porque digo que es fácil y no es tan fácil?

Lo que aceptas con compasión y amor puede transformarte

Durante el fin de semana unas veces los profesores llamaron nuestra atención a la pared donde había creado una exposición sobre la sabiduría payasa. Algunos cosas fueron de maestros bien conocidos y otros de estudiantes de cursos pasados. Uno que me llamó la atención y que es fácil recordar es –

“El clown eres tú menos tus complejos y más tu creatividad.”

Y que también sirve como un buen resumen breve del curso.

Fueron dos días llenas de ejercicios para reconocer y trabajar nuestros supuestos defectos con acciones – de amor, creatividad e improvisación – para romper patrones de nuestra repuesta habitual y limitante.

¿Qué cuentas de tu clown?

¿Crees en amor a primera risa? Mi payasa y yo sí. ¿Y tú, cómo llevas tu clown? ¿Qué cuentas?

Gracias por leer y hasta siempre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *